¡Oh Dios, mi Dios! Tú ves a Tus siervos en el abismo de la perdición y del error; ¿dónde está Tu luz de guía divina, oh Deseo del mundo? Tú conoces su impotencia y su debilidad; ¿dónde está Tu poder, oh Tú, en Cuya mano están los poderes del cielo y de la tierra?
Te pido, oh Señor mi Dios, por el resplandor de las luces de Tu amorosa bondad y las olas del océano de Tu conocimiento y sabiduría, y por Tu Palabra, mediante la cual has subyugado a los pueblos de Tu dominio, que me permitas ser de aquellos que han observado el mandato de Tu Libro. Ordena para mí lo que has ordenado para Tus siervos leales, quienes han bebido el vino de la inspiración divina del cáliz de Tu munificencia y se han apresurado a hacer lo que es de Tu agrado y acatar Tu Alianza y Testamento. Poderoso eres Tú para hacer Tu voluntad. No hay otro Dios sino Tú, el Omnisciente, el Sapientísimo.
Decreta para mí, por Tu generosidad, oh Señor, aquello que me haga prosperar en este mundo y en el venidero y lo que me acerque a Ti, oh Tú que eres el Señor de toda la humanidad. No hay otro Dios sino Tú, el Único, el Poderoso, el Glorificado.
-Bahá'u'lláh¡Gloria a Ti, oh Rey de la eternidad, Hacedor de naciones y Modelador de todo hueso que se deshace! Te ruego, por Tu Nombre, mediante el cual llamaste a toda la humanidad hacia el horizonte de Tu majestad y gloria y guiaste a Tus siervos a la corte de Tu gracia y Tus favores, que me cuentes entre aquellos que se han librado de todo excepto de Ti y se han vuelto hacia Ti, y a quienes las desgracias que Tú has decretado no les han impedido volverse hacia Tus dádivas.
Me he aferrado, oh mi Señor, al asidero de Tu bondad y me he sujetado firmemente al borde del manto de Tu favor. Haz descender, pues, sobre mí, desde las nubes de Tu generosidad, aquello que me purifique del recuerdo de cualquiera que no seas Tú y me capacite para dirigirme hacia Aquel que es el Objeto de la adoración de toda la humanidad, contra Quien se han dispuesto en formación los agitadores de sedición, que han roto Tu alianza y no han creído en Ti ni en Tus señales.
No me niegues, oh mi Señor, las fragancias de Tu vestidura en Tus días, ni me prives de los hálitos de Tu Revelación ante la aparición de los resplandores de la luz de Tu rostro. Poderoso eres Tú para hacer lo que deseas. Nada puede oponerse a Tu voluntad ni frustrar lo que Te has propuesto mediante Tu poder.
No hay Dios sino Tú, el Todopoderoso, el Sapientísimo.
-Bahá'u'lláh¡Oh Dios compasivo! Te doy gracias por haberme despertado y hecho consciente. Tú me has dado ojos que ven y me has favorecido con oídos que oyen, me has conducido a Tu reino y me has guiado hacia Tu sendero. Me has indicado el camino correcto y me has hecho entrar en el arca de la liberación.
¡Oh Dios! Mantenme constante y hazme firme y leal. Protégeme de pruebas violentas, resguárdame y ampárame en la fortaleza sólidamente amurallada de Tu Alianza y Testamento. Tú eres el Poderoso. Tú eres el que ve. Tú eres el que oye.
¡Oh Dios compasivo! Concédeme un corazón que, como el cristal, se ilumine con la luz de Tu amor, y confiéreme pensamientos que cambien este mundo en un jardín de rosas, mediante las efusiones de la gracia celestial.
Tú eres el Compasivo, el Misericordioso. Tú eres el Gran Dios Benéfico.
-Bahá'u'lláh¡Alabanzas Te sean dadas, oh Señor, mi Bienamado! Hazme firme en Tu Causa y permite que sea contado entre quienes no han violado Tu Alianza ni seguido a los dioses de sus propias vanas fantasías. Permíteme, pues, obtener una sede de verdad en Tu presencia, confiéreme una muestra de Tu misericordia y deja que me una a aquellos siervos Tuyos que no tienen temor ni se ven afligidos. No me abandones a mí mismo, oh mi Señor, ni me prives de reconocer a Aquel que es la Manifestación de Tu propio Ser, ni me cuentes entre quienes se han apartado de Tu santa presencia. Cuéntame, oh mi Dios, entre aquellos que tienen el privilegio de fijar los ojos en Tu Belleza y sienten tal dicha por ello que no cambiarían ni uno solo de esos momentos por la soberanía del reino de los cielos y de la tierra ni por todo el dominio de la creación. Ten misericordia de mí, oh Señor, en estos días en que las gentes de Tu tierra han errado gravemente; provéeme, pues, oh mi Dios, con aquello que a Tu juicio sea bueno y apropiado. Tú eres, verdaderamente, el Todopoderoso, el Magnánimo, el Bondadoso, Quien siempre perdona.
No consientas, oh mi Dios, que sea contado entre aquellos cuyos oídos están sordos, cuyos ojos son ciegos, cuyas lenguas están mudas y cuyos corazones no han llegado a comprender. Líbrame, oh Señor, del fuego de la ignorancia y del deseo egoísta, permíteme entrar en los recintos de Tu trascendente misericordia y haz descender sobre mí aquello que has ordenado para Tus elegidos. Potente eres Tú para hacer lo que deseas. En verdad, Tú eres Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo.
-El Báb¡Oh mi Señor y mi Esperanza! Ayuda a Tus amados a ser firmes en Tu poderosa Alianza, a permanecer fieles a Tu Causa manifiesta y a cumplir los mandamientos que Tú les has prescrito en Tu Libro de Esplendores, para que lleguen a ser enseñas de guía y lámparas del Concurso de lo alto, manantiales de Tu infinita sabiduría, y estrellas que guían rectamente, brillando desde el firmamento celestial.
Verdaderamente, Tú eres el Invencible, el Todopoderoso, el Omnipotente.
-`Abdu'l-BaháHaz firmes nuestros pasos, oh Señor, en Tu sendero y fortalece nuestros corazones en Tu obediencia. Dirige nuestros rostros hacia la belleza de Tu unicidad y alegra nuestros pechos con las señales de Tu divina unidad. Adorna nuestros cuerpos con el manto de Tu generosidad, retira de nuestros ojos el velo de la transgresión y danos el cáliz de Tu gracia, para que la esencia de todos los seres cante Tu alabanza ante la visión de Tu grandeza. Revélate pues, oh Señor, a través de Tu misericordiosa palabra y el misterio de Tu divino ser, para que el sagrado éxtasis de la oración pueda henchir nuestras almas, una oración que se eleve por encima de las palabras y las letras y trascienda el murmullo de las sílabas y los sonidos, para que todas las cosas se fundan en la nada ante la revelación de Tu esplendor.
¡Señor! Estos son siervos que han permanecido firmes y leales en Tu Alianza y Testamento, se han asido fuertemente de la cuerda de la constancia en Tu Causa y se han aferrado al borde del manto de Tu grandeza. Ayúdalos, oh Señor, con Tu gracia, confírmalos con Tu poder y fortalece sus espaldas en su obediencia a Ti.
Tú eres el Perdonador, el Benévolo.¡Oh Dios, mi Dios! Dame de beber del cáliz de Tu dádiva e ilumina mi rostro con la luz de la guía. Hazme firme en el camino de la fidelidad, ayúdame a ser constante en Tu poderosa Alianza y permite que sea contado entre Tus siervos elegidos. Abre ante mí las puertas de la abundancia, otórgame la salvación y, por medios que no puedo concebir, susténtame con los tesoros del cielo. Permíteme volver el rostro hacia la faz de Tu generosidad y consagrarme plenamente a Ti, oh Tú que eres misericordioso y compasivo. Tú, verdaderamente, confieres la gracia y eres generoso con aquellos que se sujetan firmemente a Tu Alianza. Toda alabanza sea para Dios, el Señor de los mundos.
-`Abdu'l-Bahá